Teguise: donde la historia se come a cucharadas

Si has llegado hasta Teguise, enhorabuena: acabas de descubrir que Lanzarote tiene mucho más que playas volcánicas y arquitectura de César Manrique. Esta villa, que fue capital de la isla durante más de 400 años, es un tesoro de calles empedradas, casas señoriales y ese aire tranquilo que solo tienen los pueblos con solera. Pero ojo, porque después de patearte el casco histórico y hacer mil fotos en la Plaza de la Constitución, te va a entrar un hambre que ni te cuento.

Y ahí es donde entra en juego El Recoveco de NaRa, el restaurante que está revolucionando (sin hacer ruido, que es la mejor forma) la escena gastronómica de Teguise.

Un recoveco que es pura magia

El nombre no miente: es un auténtico recoveco en pleno centro, justo al lado de la plaza principal. Pero no te dejes engañar por la modestia del nombre, porque aquí se come de escándalo. Hablamos de cocina canaria auténtica, de esa que te hace entender por qué las papas arrugadas con mojo son Patrimonio de la Humanidad (o deberían serlo).

Los dueños, una familia que lleva la hospitalidad en las venas, han conseguido algo que parece fácil pero que es complicadísimo: mantener la tradición sin que suene a museo. Aquí el mojo se hace cada día, las papas tienen ese punto de arruga perfecto que solo sale con paciencia y sal gorda, y las tapas de su menú degustación son como un viaje express por los mejores sabores de las islas.

¿Lo mejor? Que puedes darte un festín sin necesidad de hipotecar la casa. Con un ticket medio de entre 20 y 30 euros, sales rodando de felicidad y con la cartera casi intacta. En estos tiempos, eso es casi un milagro.

No te quedes sin probar el menú degustación del Recoveco de NaRa y reserva mesa ahora.

El ambiente: como comer en casa de tu tía canaria (pero sin fregar)

Si hay algo que enamora del Recoveco de NaRa, aparte de la comida, es el rollo familiar que tiene el sitio. Nada de camareros estirados ni decoración pretenciosa. Aquí todo es acogedor, cercano, con ese punto casero que te hace sentir como si te hubieran invitado a una comida de domingo. Ideal si viajas con niños, con tus padres o con esos amigos que siempre se quejan de todo (aquí no van a poder).

Y si vienes un domingo, prepárate para el espectáculo: el mercadillo de Teguise se monta alrededor de la plaza y el pueblo se transforma en un hormiguero de turistas, artesanía y ambiente festivo. Reservar mesa se vuelve vital, porque la gente lo sabe: después de regatear por unos manteles bordados, no hay nada mejor que sentarse a comer como los dioses.

El barrio vecino: otras opciones (por si El Recoveco de NaRa está completo)

Vale, seamos justos: Teguise tiene más restaurantes y algunos están muy bien. El Palacio Ico es el hermano pijo de la familia, con menús degustación de alta cocina en un palacio del siglo XVI. Precioso, elegante y con precios acordes (léase: prepara la Visa). Si quieres una experiencia gastronómica tipo MasterChef, es tu sitio.

También está Ikarus, con su jardín bonito y música en directo, perfecto para una noche romántica. O Hespérides, el paraíso de los veganos y los que buscan lo orgánico a toda costa. Y luego tienes sitios como Casa Cristóbal o el Dolmen Bar, que cumplen bien cuando lo que quieres es picar algo sin muchas pretensiones.

Pero seamos sinceros: si lo que buscas es cocina canaria de verdad, con ese sabor a receta de la abuela pero con un toque fresco, NaRa se lleva el premio gordo. Los demás están bien, algunos muy bien, pero el Recoveco tiene ese no sé qué que te hace volver.

Bajando a la costa: Costa Teguise

Si te alojas en Costa Teguise (la zona turística con playa y hoteles), también tienes opciones como Los Amigos o SeBe, donde sirven tapas y pescado fresco. Son correctos, sí, pero les falta lo que NaRa tiene de sobra: el alma del pueblo, la historia en cada esquina, el privilegio de comer en una plaza que lleva siglos siendo el corazón de Lanzarote.

Es como la diferencia entre ver el mar en una foto o sentir la sal en la cara. No es lo mismo.

Datos prácticos (para que no te pille el toro)

El Recoveco de NaRa abre de lunes a viernes de 11:00 a 23:00, y ojo con los horarios especiales: los miércoles y domingos cierran a las 17:00 (perfectos para el vermut después del mercadillo dominical), y los sábados descansan. Está en pleno centro histórico, así que olvídate del coche: los domingos de mercadillo, aparcar es una gymkana imposible. Mejor déjalo en las afueras y date un paseo.

Lunes 11:00 - 23:00
Martes 11:00 - 23:00
Miércoles 11:00 - 17:00
Jueves 11:00 - 23:00
Viernes 11:00 - 23:00
Sábado Cerrado
Domingo 11:00 - 17:00

Y por favor, reserva ahora. No seas ese turista optimista que llega a las 14:00 de un domingo esperando mesa libre. El Recoveco está petado por algo: porque la gente vuelve, y vuelve, y trae a sus amigos.

El veredicto final

Teguise es bonito de ver, pero es aún mejor de saborear. Si solo puedes comer una vez en el pueblo (que espero que no sea el caso), que sea en El Recoveco de NaRa. Papas arrugadas que te cambiarán la vida, mojos que pican y reconfortan a partes iguales, tapas que cuentan historias y un ambiente que te hace sentir en casa aunque estés a mil kilómetros de la tuya.

Vamos, que si vienes a Teguise y no pasas por NaRa, es como ir a París y no ver la Torre Eiffel. Técnicamente posible, pero absurdamente triste.

Buen provecho y buen viaje. Nos vemos en la plaza.

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